miércoles, 22 de septiembre de 2010

MUNÍCIPES DE LA CIUDAD CAPITAL

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MUNÍCIPES DE LA CIUDAD CAPITAL

Wilson García Mérida, en Un siglo en Cochabamba. Mirando la ciudad desde La Taquiña, destaca un largo período municipalista, caracterizado por la actividad de ilustres cochabambinos que trabajaban con generosidad y desprendimiento por el desarrollo urbano de la ciudad capital. Entre ellos cita a Lisandro Quiroga, pionero de la construcción de una carretera Cochabamba-Beni, pues en 1894 pedía apoyo para continuar la construcción de un camino iniciado por él entre Arroyo del Tigre (Chapare) y San Borja, vía terrestre que proyectaba combinar con la navegación fluvial. Comerciaba café, caña, arroz, cacao y ganado vacuno y mostraba su preocupación por la competencia de la India en el cultivo de la quina. García Mérida cita asimismo a Juan Crisóstomo Carrillo, Juan de la Cruz Torres, Nataniel Aguirre, Benjamín Blanco, Simón López, Ismael Vásquez, Eufronio Viscarra, Julio Rodríguez, Ramón Rivero, Ubaldo Anze y Rafael Urquidi, entre otros fundadores del Club Social (1890), que crearon la primera escuela pública donada al Municipio y generaron industria en el Departamento. Hay que añadir a Jermán Von Holten, miembro de la Sociedad Geográfica de Cochabamba, que se refirió a la “Cuestión Caminos del Departamento de Cochabamba en 1889, que defendía la conexión terrestre con el Beni como una vía de acceso al Atlántico, tras la derrota en la Guerra del Pacífico. Añadir asimismo a Gil Gumucio, conocido propietario de una casa que se conserva a orillas del río Rocha. Colectas públicas financiaron por entonces el telégrafo, la reforestación de la Plaza 14 de septiembre, la construcción del Hospital Viedma, el alumbrado público, las 18 escuelas que funcionaban en 1895 a cargo de 59 profesores pagados por el Municipio y la canalización de la acequia de La Carbonería (Serpiente Negra).
Juan de la Cruz Torres fue calificado como “el alma de la Junta de Aguas de Arocagua”. Donó parte de sus terrenos en La Muyurina para construir depósitos de agua potable que se distribuyó en la ciudad, cuya construcción fue dirigida por los ingenieros Julio Pinkas y Guillermo Mannó. Las cañerías metálicas de distribución fueron estrenadas en 1896; la Junta de Aguas funcionó con éxito durante 15 años.
En 1895, la pujante colonia alemana se congregó en un club cuyos fundadores fueron: Hermann Brockmann, Georg Decker, Herm Fricke, Hermann von Holten, Rodolfo Kruger, León Lehmann, Oto Schmidt, Carl Schultze y Alfred W. Barber, entre otros. Barber fue pionero del comercio entre Beni y Cochabamba; llevaba cerveza Taquiña y embutidos Dillmann, entre otros productos.
A fines del siglo XIX había cuatro farmacias: la Boliviana, de Ubaldo Anze, la Americana, de Castelfor Quiroga, la Europea, de Luis Virreyra y la Botica del Comercio, de José E. Mercado. Víctor Guzmán Achá y Simón López eran importadores de productos europeos. Charles Forgues abrió un restaurante francés; Nicolás La Tapia Rojas, la Pastelería y Heladería “Elegante”, que funcionaba en casa de don Ramón Paz Soldán, quien había instalado un hotel. José Palazzi atendía una quinta en El Prado. Palazzi era lombardo, ingeniero agrícola, arquitecto y matemático; llegó durante el gobierno de Melgarejo y murió en Cochabamba. La comisión “Trabajos de la Alameda” inició las obras públicas que convirtieron el antiguo paseo en la actual Avenida Ballivián.
Capítulo aparte para Mariano Enrique Moscoso, dueño de la Hacienda Muyurina y para su yerno, Juan de la Cruz Torres, quien abrió la casa comercial “Torres y Hermano” en 1870. La firma importaba artículos europeos, pero en 1889 Torres fundó la Viña Muyurina; en 1891 donó terrenos para el almacenamiento de agua potable, importó el primer arado de hierro, la primera trilladora de trigo y la primera rueda hidráulica Pelton. Murió en 1912.
El múltiple esfuerzo cívico de Juan de la Cruz Torres lo heredó su yerno, Ramón Rivero, también munícipe desde 1895 y propulsor del desarrollo urbano de Cochabamba. En 1920 fue Presidente del Círculo Comercial, promotor y socio de la Empresa de Luz y Fuerza, el Lloyd Aéreo Boliviano y una compañía petrolera que hizo prospecciones en la zona del Isiboro Sécure. A él se debe también un primer proyecto de canalización del río Rocha, que inundó la ciudad en 1895, por lo cual Rivero cedió más tierras de La Muyurina para emprender la canalización. Instaló la lechería de Puntiti, la primera hacienda mecanizada de Cochabamba, donde Rivero inventó un arado patentado por la firma Collins, en los Estados Unidos. A él se debe asimismo la apertura de la calle 25 de mayo, que fue concluida alrededor de 1935. Para ello tuvo que afectar parte del convento de Santa Clara, que obstruía la unión de la vieja avenida Perú con la calle Colombia.
El valioso estudio de García Mérida cita asimismo a Braulio Maldonado, uno de los fundadores de la Cervecería Taquiña el 6 de febrero de 1893 según escritura firmada ante el notario Ciprián Álvarez
, junto a los súbditos alemanes Guillermo Kunst, Luis Bessand, Hermann Brockmann, Enrique Werth, Rodolfo Kruger, Carlos Óscar Klein y el boliviano Isaac Daza. Maldonado fue el primer técnico de dicha cervecería; se retiró de la sociedad y fue sustituido por el muniqués Alberto Kollemberger, en 1894. Poco después se sumaron a la sociedad varios accionistas bolivianos, entre ellos: Víctor Guzmán Achá, Julio Vargas, Manuel Venancio Montaño, Antenor Cossío, Ubaldo Anze, Víctor Zambrana y Ernesto Urquidi a nombre de él y de sus hermanos.
La escasez inicial de botellas forzó a importar barriles y a incorporar la costumbre del chop. La empresa importó seis serpentines, uno de los cuales funciona todavía en el Chop Comercio, heredero del Max Chop, del alemán Max Reinkendorf, que funcionó en la calle Santivañez en el período 1917-1930 y años más tarde se trasladó a la calle Bolívar.
Rafael Urquidi, Ramón Rivero, Roberto Suárez a nombre del Banco Argandoña y Rafael Torrico Lemoine, entre otros, propiciaron la fundación de la Cervecería “Colón”, ubicada en Tirani. El técnico fue el alemán Martín Hirschmann.
El fin de esta era municipalista coincidió con el triunfo de la revolución federal y el férreo centralismo impuesto por los gobiernos liberales, que administraron el país hasta 1920, según García Mérida.

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