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CANELAS CANELAS, Carlos
1905-1999
La mayor obra de su vida fue la reconstrucción del diario Los Tiempos para proseguir la actividad informativa iniciada junto a sus hermanos Demetrio y Julio César. Los Tiempos reanudó sus ediciones el 19 de julio de 1967.
Carlos Canelas Canelas nació en Cochabamba un 28 de agosto y murió con el siglo un 31 de diciembre. Hijo de José Manuel Canelas y Teodosia Canelas, era el menor de nueve hermanos: Demetrio, Julio César, Manuel José, Cristóbal, Luis, Mercedes, Candelaria, Isabel y Carlos. Se casó con Doña Bertha Rosa Tardío y tuvieron siete hijos: Carlos, Alfonso, Eduardo, Gonzalo, Fernando y Enrique; la única hija falleció a temprana edad. Tuvieron también veintidós nietos y cinco bisnietos. Hizo sus estudios de primaria en Cochabamba y de secundaria en el Colegio Simón Bolívar, de Oruro, donde fue su condiscípulo el futuro presidente Víctor Paz Estenssoro, y salió bachiller del Colegio Nacional Sucre, de Cochabamba.
Prestó su servicio militar en Oruro en 1924, donde su hermano Demetrio había fundado el diario La Patria en 1919 y concurrió más tarde a la guerra del Chaco como oficial de artillería. Debía proseguir estudios de Economía en Alemania pero lo hizo en Chile a instancias de su hermano Manuel José, allí residente, y los continuó en su tierra natal. A su retorno, se interesó en la vida periodística de sus hermanos Demetrio y Julio César, alternó su residencia entre Cochabamba, Oruro y La Paz e integró la agrupación “Los Trece”, integrada por quienes luego serían connotados protagonistas de la vida nacional.
Estalló la guerra del Chaco; su hermano Demetrio era Ministro de Guerra y luego Canciller del gobierno del Presidente Daniel Salamanca, pero Carlos no usó de esas influencias y se alistó en La Paz donde fue destinado al Colegio Militar para seguir un curso rápido de oficiales. Así obtuvo el grado de subteniente y fue asignado al Grupo de Artillería N° 10, que tuvo importante participación en acciones importante, como la de Kilómetro 7. Tres años después fue desmovilizado como oficial de reserva con el grado de Teniente de Artillería.
Al inicio de la posguerra retomó sus emprendimientos industriales y en 1936 fundó la Editorial Carlos Canelas, que publicó, entre otras, la primera edición de “Repete”, novela de Jesús Lara sobre la contienda. Don Carlos fue también gerente de Editorial América y fundó la revista quincenal “Sucesos”, cuyo jefe de redacción fue Alberto García Cabruja. Paralelamente fundó la Hacienda Angostura, que fue primera productora de leche del Departamento y mecanizó la agricultura. Las dos editoriales publicaron hasta los años 60 alrededor de 40 títulos, entre ellos: “Sobre el problema nacional y colonial de Bolivia (1962, de Jorge Ovando Sanz, “Simón I. Patiño, un prócer industrial (1964), de Manuel Carrasco; “Melodramas auténticos de políticos idénticos”, de Jorge Suárez; “Imágenes de ayer” (1975), de Armando Montenegro; “Mensajes y memorias póstumas (1976) de Daniel Salamanca; “La verdadera Adela Zamudio (1981), de Gabriela Taborga de Villarroel; además de las ediciones de Los Amigos del Libro.
La vigorosa acción empresarial de Don Carlos permitió que, a la caída del régimen movimientista, la Editorial de su fundación asumiera el desafío de reabrir Los Tiempos. En principio, él y su hermano Julio César retomaron el juicio iniciado en 1954 para pedir una indemnización al Estado; no obstante, la demora burocrática indujo a don Carlos y a su hermano Luis a financiar por su cuenta la nueva rotativa y maquinaria off set para reanudar las ediciones del periódico. La indemnización no llegó jamás pero el desafío había sido asumido con grandes riesgos financieros.
La memoria de la familia Canelas conserva el último actuado del trámite de indemnización. Es la Resolución Camaral N° 151106 que dictó el Senado el 10 de septiembre de 1969, que dice: “Se crea una comisión pericial para establecer y evaluar los daños y perjuicios ocasionados por la destrucción del diario LOS TIEMPOS de la ciudad de Cochabamba, publicada en el N° 474 la Gaceta Oficial de 20 de octubre de 1969. Dicha Comisión jamás fue conformada debido al golpe militar del General Alfredo Ovando Candia (26 de septiembre de 1969, que clausuró el Congreso) luego de la trágica muerte del Presidente Barrientos el 26 de abril de aquel año. De este modo, Los Tiempos volvió al escenario nacional con créditos bancarios.
Después de su hermano Demetrio, don Carlos fue Vicepresidente de área, para Bolivia, de la Comisión de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP); y más tarde, durante dieciocho años, heredó esa misión Alfonso Canelas Tardío, tal como ocurrió con los Gainza Paz en Argentina o con los Edwards, en Chile, familias tradicionales del periodismo en el Continente.
En la primera época de Los Tiempos, Don Carlos Canelas Canelas acompañó a sus hermanos Demetrio y Julio César como gerente de esta casa periodística. Su vocación por la administración le permitió llevar adelante empresa tan difícil, con una inversión de riesgo pues en la década 1943-1953 Los Tiempos y el país vivieron momentos de inestabilidad política e incertidumbre económica que fueron confirmados con el vandálico asalto, la clausura y el amordazamiento impuesto en noviembre de 1953 por los milicianos del régimen movimientista.
Ya en 1936, don Carlos había fundado y dirigido la Editorial Carlos Canelas y una empresa agropecuaria que sirvió de garantía para contraer créditos destinados al equipamiento de este diario. Su firme empeño y su acrisolada honradez fue un puntal para la difícil obra intelectual y política de Demetrio y Julio César Canelas. Catorce años después del asalto a las instalaciones de Los Tiempos, Don Carlos pudo vindicar la obra de sus hermanos, restituyendo a la circulación este diario el 19 de julio de 1967, con maquinaria nueva que inauguró en Cochabamba la tecnología del off set (Presencia ya lo había hecho en La Paz), y luego de constituir a Los Tiempos en uno de los tres diarios nacionales más grandes y de mayor circulación desde su sede inicial en la calle Santiváñez, tuvo todavía energías para lanzarse al emprendimiento mayor de construir el Edificio Los Tiempos, premiado por el Municipio como la mejor edificación de Cochabamba en su momento, donde actualmente funciona este prestigioso diario.
Pero quizá la heredad más importante que conservó y cultivó fue el apego de los hermanos Canelas a los principios, a la integridad intelectual y moral y a la ética periodística, al pensamiento libre y a la libertad de expresión, virtudes todas que orientaron el rumbo de Los Tiempos en estos 65 agitados años de fecunda labor periodística, secundada por un selecto equipo de trabajadores y colaboradores. Alfonso Canelas Tardío destaca que, en apego a esta línea, ningún miembro de su familia, por tres generaciones, ha sido militante de ningún partido, aunque obviamente tengan, en lo individual, preferencias políticas que, sin embargo, no comprometen la línea de libertad de pensamiento de Los Tiempos.
Según se conserva memoria, el primer ejemplar de Los Tiempos tenía ocho páginas tamaño estándar y salió a la luz en Cochabamba, el 16 de septiembre de 1943, bajo la dirección de Don Julio César Canelas y la gerencia de Don Carlos Canelas. Al hacer realidad su profunda vocación por el periodismo libre, quizá no intuyeron la dramática odisea que iniciaban por el proceloso mar de la política boliviana, plagada de adversidades, detenciones injustas, sobresaltos económicos y políticos, confinamientos, exilio, destrucción física y saqueo de la inmensa biblioteca y archivo familiar. Pero, como el héroe homérico, los hermanos Canelas enfrentaron la adversidad con coraje y decisión de persistencia porque los sostuvo invariablemente la pureza de sus principios e ideales.
En esa primera década que se extendió del 16 de septiembre de 1943 al 9 de noviembre de 1953, Los Tiempos funcionó en la casa ubicada en la esquina General Achá y Junín, donde más tarde se instaló la oficina de Correos. Desde allí, un equipo selecto de periodistas informó con precisión, objetividad e idoneidad periodística sobre los acontecimientos decisivos de nuestra historia, tales como la agitación y los debates legislativos posteriores a la llamada Masacre de Catavi, ocurrida en diciembre de 1942, el Primer Congreso Campesino, la política social del gobierno de Gualberto Villarroel, los crímenes de Chuspipata, el colgamiento del Presidente Mártir, el sexenio, las elecciones de 1951, el golpe del 9 de abril de 1952 convertido en insurrección, la nacionalización de las minas, el voto universal, la reforma agraria, el asalto y clausura de esta casa periodística.
1953 se inició con negros nubarrones para Los Tiempos y para la economía cochabambina. Se había creado una Comisión de Reforma Agraria que elaboraba conclusiones juiciosas para evitar que fueran intervenidas las empresas agrícolas medianas, que sostenían la producción del sector. El país vivía los primeros síntomas de la inflación y la recesión provocada por la nacionalización de las minas y la consiguiente reacción en el mercado internacional; y estos aspectos habían sido materia de los análisis juiciosos y serenos de don Demetrio Canelas que no se ahorraba críticas aunque las escribía en tono mesurado y respetuoso.
El 9 de noviembre de 1953 se precipitó lo que ya se temía: las amenazas expresas o veladas se materializaron cuando una turbamulta de milicianos del MNR violentaron el acceso a los talleres y oficinas de Los Tiempos, así como al departamento y la biblioteca de Don Demetrio y destruyeron y quemaron cuanto encontraron a su paso. La pérdida más lamentable ocurrió en la biblioteca, pues aparte de los valiosos volúmenes, fueron incinerados documentos históricos y ensayos políticos y literarios de Demetrio y Julio César Canelas. El Gobierno intentó justificar la medida aduciendo complicidad con un levantamiento de militantes de Falange Socialista Boliviana que ocurrió al iniciarse ese aciago día que fue un baldón para el gobierno movimientista que cumplía sus primeros diecinueve meses.
Los testigos oculares dicen que funcionarios del Gobierno que llegaron de La Paz disputaron la conveniencia de preservar la prensa y equipos de Los Tiempos para abrir otro periódico al servicio del régimen, pero se impuso la consigna oficial: “Este diario no debe salir más. Hay que acabar con el tabú de LOS TIEMPOS”.
Los tres hermanos Canelas fueron detenidos y trasladados a La Paz, mientras sus hijos varones sufrían similares vejámenes. Don Demetrio cumplió 40 días de cautiverio y fue liberado por gestión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Julio César y Carlos permanecieron varios meses en la cárcel de San Pedro. En enero de 1954, don Demetrio pidió al Gobierno una indemnización y una autorización para la reapertura de Los Tiempos, pero la suerte estaba echada y tuvo que tomar el camino del exilio.
El 4 de noviembre de 1964, un levantamiento militar dio fin a doce años de régimen movimientista; cuatro días después fallecía don Demetrio Canelas con la amargura de no asistir a la resurrección del diario que fundó. Pero allí estaba su hermano Carlos para tomar la posta y reanudar la labor periodística de Los Tiempos el 19 de julio de 1967 en presencia del nuevo Presidente Constitucional, General René Barrientos Ortuño, del Vicepresidente Luis Adolfo Siles Salinas, del Prefecto Eduardo Soriano Badani y del Obispo de la Diócesis Mons. Armando Gutiérrez Granier.
A las diez de la mañana se efectuó el acto protocolar y la edición circuló a partir de las 4 de la tarde, el único día de la segunda época en que la edición se atrasó para registrar la inauguración oficial. Las 44 páginas de esa histórica edición llevaban las palabras de Don Carlos Canelas y del Presidente Barrientos. Don Carlos dijo: “Hoy es para la familia Canelas un día de especial significación, porque cumplimos un anhelo largamente sentido. Como prolongación de la obra del fundador de este diario, tengo la satisfacción de volver a inaugurar el periódico para continuar sirviendo a los intereses de la comunidad local y nacional. LOS TIEMPOS, en esta nueva etapa, continuará la línea con la que fue fundado en 1943. Señor Presidente: su gobierno tiene el privilegio de haber devuelto a la prensa su libertad de expresión.” En verdad, Los Tiempos jamás se apartó de aquella línea de periodismo libre prevista por Demetrio Canelas desde el inicio de su vida intelectual y política.
El Presidente Barrientos dijo: “Con mi presencia no sólo he querido expresar a LOS TIEMPOS mi desagravio y el de mi Gobierno, sino destacar nuestro reconocimiento a la obra visionaria de Don Demetrio Canelas, que comenzó y jalonó su vida siempre de acuerdo a la línea de sus principios. Este es el sentir de la verdadera libertad”. Mons. Armando bendijo la moderna maquinaria off set con que fue equipada esta casa periodística.
Aquel histórico número 2.896 de fecha 19 de julio de 1967 del Año XI según el cómputo pendiente desde 1953, llevaba un editorial titulado Nuestro Renacer, y la columna de don Julio César Canelas bajo el seudónimo Mirador.
Desde ese día y para eterna memoria, a 65 años de vida, bajo la dirección actual de Fernando Canelas Tardío, la página editorial registra invariablemente las siguientes palabras: “Fundado por Demetrio Canelas el 16 de septiembre de 1943. Fue asaltado y destruido el 9 de noviembre de 1953. Reanudó sus ediciones el 19 de julio de 1967.”
Una persna ejemplo de vida para nuestra ciudad.
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