martes, 21 de septiembre de 2010

TORRES GONZÁLES, Juan José

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TORRES GONZÁLES, Juan José
1920-1976

El 6 de agosto de 1971, el General Juan José Torres, Presidente de la República, pronunció un Mensaje a la Nación cuya lectura hoy resulta patética, pues 13 días después fue cruentamente derrocado por un golpe derechista que desencadenó una furiosa persecución en todo el país, con la infaltable secuela de muerte, prisión, tortura, vida clandestina y exilio. Torres inició entonces un periplo que terminó trágicamente con su asesinato el 2 de junio de 1976 como parte del Plan Cóndor.
Había cumplido diez meses de gobierno y en ese Mensaje transmitido por ese juguete recién estrenado, el Canal 7 de Televisión, evitó informar al país sobre la escalada de la conjura derechista cuyos hilos conocía bien el Ministerio del Interior. La cabecera de puente de los golpistas era Santa Cruz, y de allí la conspiración extendía sus tentáculos por buena parte de las guarniciones del eje central; doce días después del Mensaje, el General Torres ordenaría la detención de una de las cabezas de la conjura, el entonces Coronel Hugo Banzer Suárez, junto a numerosos civiles; sin embargo, el Mensaje no sugería nada anormal ni siquiera en un plano subliminal. A Torres sólo parecía inquietarle en qué medida se había cumplido con “la tarea fundamental de vencer la dependencia para salir del atraso y de la pobreza.” La obra de gobierno le parecía íntimamente ligada al “movimiento ascendente y creador de las masas populares”, al punto que nada de lo que se había hecho hubiese sido posible “sin la orientación, sin el impulso y sin la participación activa del pueblo.”
La fórmula del bloque popular que tenía en mente constaba de “obreros, campesinos, intelectuales y Fuerzas Armadas” y su tarea era “conducir al país por el camino de la liberación nacional”.
En ninguna parte del Mensaje, Torres admitió dudas sobre la real participación de esos cuatro componentes sociales en el movimiento que encabezaba.
“En primer lugar”, decía Torres, “me dediqué a crear una estructura de poder popular” (…) El 7 de octubre de 1970, día en que ascendió al poder “la nación se encontraba polarizada por dos fuerzas antagónicas: de un lado la derecha reaccionaria en el auge de su audacia y su agresividad y, del otro, las fuerzas revolucionarias carentes de una organización efectiva, centralizada y dinámica.” Pero, tras diez meses de gobierno, Torres afirmaba: “Hoy estoy en condiciones de decir al pueblo boliviano que, a pesar de nuestras deficiencias, hemos consolidado victoriosamente la posición del Gobierno Revolucionario en el poder. Con el apoyo de las masas oprimidas del país desbaratamos el aparato de la conspiración derechista (…) En este 6 de agosto, podemos aseverar que nos encontramos fuertes y firmes en el gobierno. La ola de rumores, la campaña de confusión y la conjura permanente de nuestros adversarios, se estrellan impotentes ante la alianza tácita de los obreros, campesinos, intelectuales y Fuerzas Armadas, que hemos sabido conservar con tenacidad y clarividencia.”
Pero, ¿hasta qué punto marchaban con él los obreros, los campesinos, los intelectuales o las Fuerzas Armadas?
El Gral. Juan José Torres Gonzáles nació en Cochabamba un 5 de marzo y fue victimado en Buenos Aires un 2 de junio. Era hijo de Juan Torres y de Sabina Gonzáles y contrajo matrimonio con Emma Obleas.
Desde su infancia tuvo una vida laboriosa y luego ingresó al Colegio Militar. Era capitán cuando secundó una sublevación contra el Presidente Urriolagoitia. Más tarde fue agregado militar en Brasil, ministro de Hacienda del Presidente Barrientos y Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. El 7 de octubre de 1970 se hizo fuerte en la Base Aérea de El Alto para resistir una asonada golpista de militares de derecha y asumió la Presidencia en vista de la renuncia del general Alfredo Ovando. Su posesión tuvo respaldo popular. Se vivía momentos de efervescencia social y radicalización política que influyeron en el tinte de las medidas de gobierno que adoptó, tales como la nacionalización de las concesiones de Mina Matilde Co., la expulsión del Cuerpo de Paz de los Estados Unidos, la liberación de Regis Debray y Ciro Bustos, que cumplían una sentencia de prisión pronunciada por un tribunal militar por sus vínculos con la guerrilla del Che Guevara; y la inauguración de la planta de fundición de Vinto. El proceso político se inclinó a la izquierda con medidas tales como la intervención de varios medios escritos por los periodistas sindicalizados, la toma del edificio del Centro Boliviano Americano y el Instituto de Estudios Sociales en La Paz por los universitarios y la aparición del grupo armado Unión de Campesinos Pobres / UCAPO, en el norte de Santa Cruz, organizado por el Partido Comunista Marxista Leninista presidido por Óscar Zamora Medinaceli. Al influjo de sectores ultristas de izquierda, ese año de 1970 la Central Obrera Boliviana aprobó la Tesis Socialista, que por primera vez habla de la toma del poder por el organismo sindical de los trabajadores, e instaló la Asamblea Popular en el hemiciclo del Poder Legislativo el 22 de junio de 1971. Lejos de apoyar al Presidente Torres, la Asamblea criticó su condición militar y de clase desde una posición dogmática, mientras crecía una activa conspiración militar de derecha que tendría apoyo social sobre todo en sectores de la clase media urbana, espantados por la perspectiva de “caos y anarquía” que abría la Asamblea Popular. El golpe estalló el 19 y se consolidó el 21 de agosto con cruentos choques armados, seguidos de una persecución sistemática al movimiento sindical, universitario y político de entonces. El nuevo régimen presidido por el entonces coronel Hugo Banzer Suárez contó con el apoyo activo de dos partidos tradicionales: el MNR, liderado por Víctor Paz Estensoro, y FSB, cuyo jefe era Mario Gutiérrez.
Como muchos bolivianos, el general Torres tomó el camino del exilio a Chile y, a la caída de Allende, a la Argentina. Fue secuestrado y asesinado el 2 de junio de 1976 a sus 55 años, en una acción de grupos paramilitares que ejecutaban la Operación Cóndor, pactada por los dictadores militares de la época, según se denunció reiteradamente. La familia del Gral. Torres recibió una indemnización económica del Estado argentino en el marco de una decisión de enorme trascendencia, ya que habría abierto la compuerta para la efectivización de posteriores compensaciones a familias de víctimas del Plan Cóndor.
OBRA.- En defensa de mi nación oprimida, 1985, obra póstuma.

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