miércoles, 22 de septiembre de 2010

PÉREZ DE HOLGUÍN, Melchor

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PÉREZ DE HOLGUÍN, Melchor
1660,65-1732

Fue la cumbre de la plástica colonial en lo que hoy es Bolivia. Le decían Brocha de Oro, según Teresa Gisbert. Nació en Cochabamba pero desarrolló su arte en Potosí desde 1693. De esa época datan sus lienzos de San Pedro de Alcántara y San Juan de Dios, caracterizados por la predominancia del gris, a diferencia de su pintura de fines de dicho siglo, más colorida y con grandes composiciones: El Juicio Final, del templo de San Lorenzo; escenas de la Gloria y el Infierno;; La barca de la Iglesia, hoy en el Museo de San Francisco, de Potosí. En 1710 pintó para la Iglesia de la Merced, de La Plata, sobre la vida de San Pedro Nolasco. Suele aparecer en algunos cuadros, como en las escenas del Juicio final y en su célebre Entrada en Potosí del Virrey Morcillo Rubio de Auñón, de 1716, que se conserva en el Museo de América, Madrid, valioso testimonio de las costumbres suntuosas y las fiestas barrocas de la Villa Imperial: damas con esclavas, balcones, indios y mestizos en las calles, doctrina de San Martín con capillas exteriores en el atrio. Tiene dos recuadros superiores: uno, la plaza mayor y el ingreso a la misa matutina en la Matriz; y otro, una mascarada o desfile nocturno en la Plaza Mayor, en la cual pueden verse reyes españoles, incas, etíopes y otros enmascarados.
En 1724 pintó a los evangelistas, inspirado en los grabados de Martín de Vos, conservados en la Casa de Moneda, de Potosí y en el Museo Nacional de Arte, ubicado en La Paz. Finalmente pintó la infancia de Cristo: Descanso en la huída a Egipto, también conservado en el Museo Nacional de Arte. Según estudiosos fue el pintor mejor considerado en Charcas por su estilo personal en el tratamiento de sus personajes; realzó el ascetismo y el misticismo en las fisonomías; pintó santos, místicos, ascetas, como reflejo de los ideales religiosos del Barroco. Tuvo numerosos imitadores aun en el siglo XIX, que copiaron sus técnicas de composición y estilo.

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