Nuevas líneas de Trufis
En 1986 publicamos con Alfredo Medrano un artículo
en el suplemento Viernes de Soltero, de este matutino, que fue muy comentado
incluso en La Paz, por la antropóloga y estudiosa de la gastronomía colonial,
Beatriz Rossells. Dice así:
La semana pasada visité la tienda de Suzuki para
ver la forma de financiar una flota de minibuses. Es una idea que hemos
madurado Alfredo y yo luego de una década de reflexiones bajo el molle y de
ojeadas al mundo desde mi chulla ñawi.
Convertirnos de la noche a la mañana en micreros
no será una precipitación porque hemos meditado largamente el paso que vamos a
tomar. Pero baste referirme a las características del servicio de transporte
que pensamos ofrecer y la calidad de los pasajeros para justificar nuestra
decisión.
Se trata de pedir permiso a la Unidad Operativa de
Tránsito para la apertura de nuevas líneas o rutas de trufis (o transportes
urbanos de ruta fija):
RUTA 1: Línea Gastronáutica Los Cantaritos - El
Tornillo
Saliendo de la terminal de "Los
Cantaritos", en Condebamba, tomará la avenida Simón López, la Libertador
Bolívar, El Prado, Lanza, Aroma, Plaza San Sebastián, nuevamente Aroma y
Ayacucho, con las siguientes paradas:
1. Parada de la Chola Flora, 2 minutos de descanso
para echarse un casco.
2. Parada del Bar Comercio, 2 minutos para echarse
un chop.
3. Parada de La Casa del Gordo, 5 minutos para
comer una deliciosa salteña.
4. Parada del Estadio Félix Capriles para envidiar
a quienes hacen deporte.
5. Parada Jamaica-Savarín, 2 minutos para un
refrigerio de cebada.
6. Parada del Chan Chan, 5 minutos para rociar con
una tutuma los deliciosos sandwiches de chola.
7. Parada del antiguo Gallo de Oro para degustar
una presita de picante mixto.
8. Parada del Wist'u Piku, 2 minutos para servirse
una pucacapa.
9. Parada de la Casera María, opcional para tomar
un matecito de cedrón paja con cáscara de sidra o una linaza.
10. Parada del Viejo Altillo, 2 minutos para
cascarle un casco de esa cascada de placer que es la buena chicha.
11. Parada Heroínas-Ayacucho para recoger (si se
redejan) a los amigos rezagados.
12. Terminal de El Tornillo, recepción a cargo de
don Armando y doña Amalita, brindis cervecero final para rociar un mondongo
chuquisaqueño.
RUTA 2: Línea Curativa 1.20 - Cardán Calditos
Si los ilustres pasajeros acusan los síntomas
inequívocos del ch'aki o el t'istapi, pueden embarcarse en esta línea mañanera
que recorrerá la avenida Papa Paulo, Arce, Oquendo, Ecuador, San Martín, Plaza
Colón, 25 de mayo, Recova, Esteban Arze, Plaza 14 de Septiembre, Heroínas,
Blanco Galindo, Puente Huayna Capac, Viejo Matadero, y tendrá las siguientes
paradas:
1. Terminal 1.20 en la avenida Papa Paulo, a media
cuadra de los exquisitos fricasés de doña Lourdes, a quien cariñosamente le
decimos La Uno Veinte, porque es petisita pero buenita.
2. Parada Triunvirato, 15 minutos para despacharse
un mixto de riñón y ranga con un pulpito frito como una marraqueta fresca, todo
rociado con una malta de Taquiña.
3. Parada Canguro, 5 minutos para degustar una
salteña superpicante y un vaso de cerveza.
4. Parada Recova, 5 minutos para servirse un
riñón, un asadito una papachanka o por lo menos un zumo de zanahoria.
5. Parada Sucremanta, al ladito de la catedral,
sobre la Esteban Arze, para degustar un "menudito", excelente remedio
para curar el chaki.
6. Parada Luz y Fuerza para visitar al Casicho
Arébalo y probar suculentas presas de cerdo rebanadas con bisturí.
7. Parada Magui, para despacharse un choricito
debidamente rociado con lúpulo.
8. Parada 1.20-Perú, para cascarle otro fricasé
mixto, en casa del hermano de doña Lourdes.
9. Terminal Matadero para traspirar luego de
echarse un cardán caldito como sólo saben preparar en la zona.
Ruta 3: Línea Desintoxicante Tupuraya-El Carmen
Esta ruta ha sido pensada para quienes desean
pasar un día sano y desintoxicante, dedicado a la natación, el sauna y otras
ceremonias inventadas para militantes de la buena vida en acto de contrición.
Recorrerá la avenida América, Libertador Bolívar, Puente de Cala Cala,
Costanera, Puente de Quillacollo, D'Orbigny, Perú, Blanco Galindo, y tendrá las
siguientes paradas:
1. Terminal Rodriana, 45 minutos de pelota frontón
o racquet en el Centro Rodriana ubicado en Tupuraya.
2. Parada Chorrillos, 10 minutos de sauna y 3 de
natación.
3. Parada Estadio, 45 minutos de kajcha o 10
vueltas sobre la pista de tartán.
4. Parada Escuela de Natación Julio León Prado, 10
minutos de estilo libre a toda velocidad. (Si los pasajeros son rucos, el
minibus puede tomar la Ayacucho y entonces 30 minutos de sauna en Corasau.
5. Parada Sauna Cynthia, 30 minutos de gimnasio,
sauna y natación.
6. Parada El Carmen, 2 horas de kajcha, trote,
piscina y natación en el Centro Deportivo El Carmen.
Ruta 4: Línea de Emergencia Hospital Gastro -
Clínica de los Remedios
Esta línea estará dotada de cómodas ambulancias,
no tendrá ruta fija porque hay que rajar por la primera calle que se presente,
puesto que está destinada a militantes de la buena vida con peritonitis,
serrucho, vesícula reventada, infarto cardíaco o colapso nervioso.
Queridos militantes de la buena vida: les
recomendamos estar atentos para la inauguración.
El H. Concejo Municipal me designó Cronista de la Ciudad, un cargo honorífico para hacer entre todos los cochabambinos un trabajo de voluntariado para recuperar la memoria histórica de nuestra querida llajta.
Páginas
martes, 25 de enero de 2022
LÍNEAS DE TRUFIS
domingo, 23 de enero de 2022
TESTAMENTO DE VH
sábado, 27 de agosto de 2011
El testamento de Víctor Hugo Viscarra
El testamento de Víctor Hugo
Viscarra
Vìctor Hugo Viscarra era un escritor bohemio cuya obra ha sido traducida a
varios idiomas y cuya memoria es objeto de culto y tiene lugar preferente en
las publicaciones culturales. Pocos saben, sin embargo, que vivió un tiempo en
Cochabamba y que gozó de la hospitalidad de Alfredo Medrano y de Sara María
Vázquez, quien lo recuerda con afecto. Los admiradores de Viscarra se llenaban
la boca con sus anécdotas sobre su vida en la calle y su dormitorio a la
intemperie, pero no se acordaban de darle techo y comida como lo hicieron
Alfredo y Sara María durante al menos tres años, alrededor de 1985. En el
estudio de Alfredo, Vìctor Hugo escribió su Diccionario de Coba, precedido por
un estudio de Waldo Peña Cazas. Lo cierto es que antes de morir publicó su
testamento, donde menciona a este servidor. Dice lo siguiente:
Víctor Hugo Viscarra. Ante la proximidad del momento en que yo deberé marchar
en pos de horizontes más halagüeños y promisorios, y como dicen que es menester
y obligatorio dejar a quienes se quedan con lo que no podremos cargar hasta
nuestra fosa, me he visto obligado a redactar una especie de testamento donde
haré constar, cláusula por cláusula, la manera en que mis "bienes"
–es mi voluntad– deben ser distribuidos, cosa que, después de muerto, no hayan
quejas, peleas, litigios o desavenencias que puedan enturbiar mi paso de este
mundo al otro. Para expresarlo mejor, ya que en vida nunca me dejaron en paz –y
conste que yo soy paceño–, quiero que al menos en muerto me dejen morir
tranquilo. Y a todo esto, cuando uno se va para no retornar, ¿por qué siempre
tiene que dejar constancia de sus bienes? ¿Será para apantallar a los demás
demostrando lo que uno tiene y los otros no? ¿Acaso es un formulismo que hay
que llenar para acceder al Purgatorio?Recuerdo los casos de aquellos carnales
míos que, viviendo en paupérrimas condiciones y privándose aún de lo necesario,
una vez difuntos hicieron conocer a los moros y a los que no lo son, que eran
poseedores de ingentes fortunas que fueron aprovechadas por las primeras aves
de rapiña que llegaron hasta esos botines. Demás estaría el agregar que ellos
fueron enterrados en fosas comunes y hoy tan sólo viven en el estómago de los
gusanos que los devoraron, aunque ellos fueron más huesos que carne por las
innumerables dietas forzadas a las que voluntariamente se sometían. Hace mucho
tiempo –según cuentan las crónicas– un avaro de esos, consciente del peligro
que corría su fortuna ante la proximidad de su deceso, recibió el consejo de
que, antes de morir, se la comiese o se la bebiese. Y él, ni cojo ni manco,
hizo caso y, claro está, murió porque los billetes ingeridos le causaron tal
congestión estomacal que su agonía, dicen, fue terrible. Es por eso que, cuando
aún me quedan fuerzas para redactar la repartija de mis bienes, los entregaré
de acuerdo a las necesidades de mis herederos y las posibilidades mías.
Empecemos. Todos mis libros, absolutamente todos, los dono a la Biblioteca de
Alejandría, puesto como los he perdido irremediablemente, presumo que a ese
lugar han ido a parar. Aquellos libros que presté y no me los devolvieron, ¡ojalá!
les sirva de mucho a los que, sufriendo de amnesia, no recordaron que dichos
textos tuvieron un dueño original y si en un principio me sirvieron como guías
y educadores, tengo la remota esperanza de que a ellos, a esos ex amigos, los
saque del estado de analfabetismo ancestral en el que yacen. Los textos que me
fueron robados, ignoro a qué manos han ido a parar, quedan en calidad de
perdidos, porque, ya que no pude hacer nada para retenerlos, menos puedo hacer
para recuperarlos. Mis pensamientos los cedo a la humanidad entera, no para que
los aprovechen sino para que aprendan cómo en el más completo estado de
abandono, un ser humano puede cultivarse y educarse sin pasar por institutos,
universidades, simposios, congresos, postgrados, maestrías y demás tucuymas.
Todas mis deudas se las dejo generosamente a mis acreedores, porque sabiendo
que yo vine al mundo sin traer nada ¿cómo voy a tener algo para pagar deudas a
otarios y prestamistas? Ya lo decía mi ex amigo Ojo de Vidrio: "El deber
es de caballeros y el cobrar es de cholos". Además, ¿por qué tendría que
pagar algo si no recuerdo haber recibido préstamo alguno? Lo que sí sé es que
cada obrero es digno de su salario. Por lo tanto, lo único que hice fue
cobrarme las lecciones que les di, pues, desasnándolos, los culturicé un poco
(digo "un poco", porque tampoco puedo hacer milagros volviéndolos
genios en dos patadas y un t’ajlle) y ese tipo de vocación de servicio no tiene
precio conocido. Las pocas ropas que poseo son sólo para mí, porque si las cedo
a alguien, ¿con qué voy a cubrir mis desnudeces? Tuve mucha ropa y gran parte
la he obsequiado. Otras las presté y no me las han devuelto. Las más fueron
"nacionalizadas" apenas yo abandonaba aquellos refugios espontáneos
donde, en las noches y en los días, iba a reposar mi cansancio. Si bien en
muchas oportunidades yo me jactaba de poseer buenas colecciones de prendas de
vestir, también existen fechas como la presente, cuando las madrugadas me
sorprenden vistiendo tan sólo una muda de ropa. Por eso es que determino que
mis pobres harapos los dejen conmigo. Que no se los lleven, que me permitan
conservarlos. Aunque, claro está, si a alguna persona les son de utilidad
todavía, se las entreguen, que yo, solidario como el viento que sopla por igual
a los mortales, animales y minerales, creeré haber encontrado en ese viento
generoso, el abrigo que cubra mis partes púberes y caliente mis anquilosadas
extremidades. A los que se jactaban y se jactan todavía de ser mis enemigos,
les dejo mi perdón, con la certeza de que jamás tomé en cuenta sus
malevolencias. Siempre supe que es mejor no vivir amargado colocando una venda
de indiferencia a los ultrajes recibidos, perdonar agravios e injurias para
reconciliarse con Dios y con el diablo y, por ende, con la propia naturaleza.
Mi pobre corazón, hecho pomada desde los tiempos en que éramos ingenuos y
cándidos y con el que recorrimos los caminos de la frustración y el desengaño,
lo dejo a todas aquellas personitas que se divirtieron hasta el cansancio con
sus artimañas y juegos sentimentales. A esas personitas que supieron poner en
práctica sus ardides y mañas femeninas, lastimando a su gusto mis pálidos
estertores personales, para dejarme llorando mi desconsuelo en cantinas y
chicherías, donde estúpidamente yo moría ahogado en ingentes cantidades de
licor, resucitando en medio de mi tragedia y volviendo a morir, mientras ellas,
felices y contentas. Sólo a ellas les pertenecen los guiñapos de mi devaluado
corazón, los restos que quedaron de mi compañero de caminos y amaneceres. Si
ellas, que fueron, son y serán siempre para mí las criaturas más bellas que
poblaron la tierra, desean guardar leve memoria del único ser que las ha
adorado como a diosas, desde donde yo esté, siempre irá para ellas una oración
de agradecimiento porque, con sus besos, sus mimos y sus desdenes, sus burlas y
sus palabras melodiosas, lograron darme el aliento y fuerzas necesarias para
que yo persista en se camino pedregoso de pretender ser amado, sin reconocer
que amar era algo que yo nunca había aprendido.
sábado, 22 de enero de 2022
"AGUILA DOBLE"
La Compañía Petrolera “Águila Doble”
¿Podría alguien creer que a 15 kilómetros de la
ciudad de Cochabamba se perforó con grandes posibilidades de éxito para hallar
petróleo? Esta es la historia de la Compañía Petrolera “Águila doble”, que se
debió al tesón y el emprendimiento de don Ramón Rivero López.
En efecto, la Compañía contrató a los geólogos:
Elis Jansson, Ernesto Barth y T.G. Serguiesco, al ingeniero H.c. Kumar,
director de los trabajos de perforación, y al perforista F.H. Meisner. Los
informes fueron alentadores.
El Dr. Elis Jansson estudió entre diciembre de
1928 y enero de 1929 una serie de estratas y de estructuras anticlinales, como
también “una manifestación de petróleo, aunque débil” que le permitió llegar “a
la convicción de que puedo y debo aconsejar a la Comunidad Águila Doble
proceder a la perforación de un número de pozos, con el fin de establecer, a
punto fijo, el valor de los terrenos, y con la expectativa de encontrar en
estos mismos pozos cantidades apreciables de petróleo.”
Jansson observó los valles grandes y abiertos de
Sacaba, Cliza, Cochabamba y Santiváñez, que en otro tiempo habían sido lagos, y
encontró sedimentos modernos (aluviales) de 200 metros o más (en el valle de
Cliza), que había que perforar para llegar a la roca viva en busca de petróleo.
Entre las conclusiones, Jansson afirma: “Dos
manifestaciones seguras de petróleo, en puntos muy distantes uno de otro,
demuestran con evidencia que el petróleo existe en el subsuelo”. El informe
fechado en La Paz en mayo de 1929 agrega: “En una región tan privilegiada como
es la de Cochabamba, con buenas y económicas vías de comunicación, con toda
clase de recursos, con buen clima y con el mercado del producto prácticamente
al lado del pozo, sin necesidad siquiera de refinar durante los primeros
tiempos, se puede considerar que cualquier cantidad, por pequeña que ella
fuese, daría margen a una producción comercial. El riesgo del fracaso es
mínimo; las probabilidades de éxito son grandes.”
El Dr. Barh informó tres años antes que en un pozo
de 150 metros perforado a dos kilómetros al norte de Tarata, se había
encontrado “agua salada acompañada de una gran cantidad de gas, en una arcilla
blanca que tenía el olor típico del petróleo.” La presencia de albertita en
Morochata y de asfaltita en Chullpakasa le permiten concluir que hay petróleo
debajo del relleno del valle, parecido al del campo petrolífero de Douglas,
Wyoming, Estados Unidos. En 1929 ponderó el trabajo del Dr. Jansson y agregó
que mediante un sondaje se podría comprobar si se encontraba petróleo en
cantidades comerciales.
El ingeniero de minas E. Hoffman, hace
revelaciones sorprendentes sobre la existencia de gases inflamables incluso en
el centro de la ciudad de Cochabamba:
“Gases inflamables.- (Por referencias). 1) En un
pozo practicado en el actual campo de aterrizaje (la zona del actual
aeropuerto), desde 70 m. de profundidad. 2) En la propiedad “Salada” de Pío
Lara, profundidad del pozo, 80 m., el agua salió “hirviendo; 3) En la calle
General Achá, casa de la viuda de Carlos Jiménez, en Cochabamba, profundidad 93
m., hace 12 años que fue perforado y ardió en el principio toda la noche y se
incendió. 4) En la central de la Empresa de Luz y Fuerza Eléctrica, desprende
aún gas. 5) En la calle Tumusla, con una perforación sólo de 35 m., salió mucho
gas inflamable. 6) En la finca del señor R. Torrico Lemoine, salieron tantas
cantidades de gas que una persona al acercar un fósforo ardiendo al tubo, se
quemó la mano por la explosión. Otros varios pozos dentro y fuera de
Cochabamba.- (Por observación propia): 1) En Pucará, a 8 km. Al sud de
Cochabamba hay un manantial natural del que se desprende continuamente burbujas
grandes y éstos unidos en un vaso grande daban una explosión tan fuerte que los
indios que nos miraban, escapaban asustados . 2) El pozo de Chávez Rancho,
perforado hace seis años y cuya profundidad llega a 95 m., y todavía se
desprenden continuamente gases, de vez en cuando burbujas grandes; las
explosiones apagaron una bujía introducida en el tubo.”
La recomendación de T.C. Serghiesco fechada en
enero de 1931 recomendó también perforar en la zona de Kaluyo, y la Compañía
informó en un folleto que poseía 560.000 hectáreas de concesiones en el Valle
de Cochabamba (hasta Mizque) y 245.000 hectáreas en los departamentos de Chuquisaca,
Tarija y Santa Cruz, con un capital de Bs. 2 millones.
En 1931, la Compañía Águila Doble lanzó al mercado
acciones de Bs. 10, con facilidades de pago para su adquisición, y publicó la
nómina de su Directorio: Presidente, Dr. Casto Rojas. Vicepresidente, Dr. Ramón
Rivero. Tesorero, Augusto Salamanca. Vocales, C. Leonard Ball y H.C. Kumar.
Suplentes: Dr. Jorge Tardío y Dr. Manuel Carrasco.
Este emprendimiento se debió al espíritu
visionario y emprendedor de don Ramón Rivero López, y probablemente no se pudo
concretar por el estallido de la Guerra del Chaco.
viernes, 21 de enero de 2022
EL CERRO DE SAN PEDRO
Pasado y presente del Cerro de San
Pedro
El nombre quechua del Cerro de San Pedro es Tata
Kjiri Kjiri, seguido por los picos Llallahua (el Solterito) e Incacollo (El
Abra). Se llamó San Pedro en homenaje a Pedro de Cerdeña o Cárdenas, quien ya
en 1553 o un año después había formado el pequeño pueblo de Canata, ubicado al
este de la actual Cochabamba. Se trataba de una pequeña aldea contigua a la de
los descendientes de los Caris, los cuales ayudaron a Cárdenas a quemar el
bosque del lugar donde se fundó el pueblo que se llamaría Canata, del quechua
canan: quemar, incendiar.
En el sector noreste del Cerro de San Pedro, se
extendió un valle fértil llamado Muyurina, de aproximadamente 200 hectáreas,
que comprendía desde la cumbre ocupada hoy por el Cristo de la Concordia hasta
las faldas del cerro y se prolongaba en el actual Jardín Botánico. Allí se
asentaron durante 170 años las familias de Joseph de la Granda, Julián Quiroga,
Mariano Enrique Moscoso, Juan de la Cruz Torres, Ramón Rivero, Ernesto Daza
Ondarza y Olga Rivero Torres viuda de Daza Ondarza.
De 1965 a 1974, la Alcaldía Municipal expropió el
área que actualmente ocupa el jardín Botánico “Martín Cárdenas” y el Parque
“Cuarto Centenario”, y se nombró Director del Jardín Botánico Municipal al Dr.
José L. Márquez B.
Este sector noreste de la serranía poseía una
flora nativa estudiada por sabios botánicos como Tadeo Haenke, Alcide
D’Orbigny, José B. Pentland, Miguel Bang, José Steinbach, Theodor Herzog,
Francisco de Viedma, Noel Kempff Mercado y el padre Juan Cañigueral. El Hno.
Adolfo de María Jiménez, de la orden de La Salle, en su libro Plantas del Valle
de Cochabamba, describe un árbol milenario que sobrevivió hasta 1989 llamado
Huayronco. El Herbario La Salle conserva la descripción de las plantas
catalogadas por el Hno. Adolfo. Martín Cárdenas y sus discípulos también
catalogaron las especies botánicas de la zona, en tanto que la fauna, en especial
ornitológica, fue clasificada por Francisco de Viedma, Tadeo Haenke, D’Orbigny
y Eugen von Boeck.
En los últimos treinta años, y particularmente en
nuestros días, la serranía de San Pedro ha sufrido numerosas intervenciones,
unas arbitrarias y otras oficiales. Entre las primeras, el Cnl. Darío Guzmán,
Comandante de la Escuela de Sargentos Maximiliano Paredes, consagró su afición
a los caballos mandando un batallón de conscriptos que construyó una senda en
la falda este, que hoy es curso de aguas pluviales y una seria amenaza a la
vida vegetal de la zona. Entre las segundas, en 1993, la Alcaldía Municipal
abrió vías de acceso en el sector Noreste, rompiendo la armonía del medio
ambiente de la serranía y alentando asentamientos humanos legales o ilegales en
una zona que se extiende hasta El Abra.
Razón tiene el Dr. Daza Rivero en pedir que se
preserve a toda costa el último ecosistema natural que tiene la ciudad de
Cochabamba. La rinconada del sector noreste era patrimonio municipal, es decir,
de todos los cochabambinos, pero hoy se ha convertido en propiedad privada, con
numerosas construcciones particulares y acceso restringido.
AYOPAYA: EL GRANERO DE BOLIVIA
Ayopaya: el Granero de Bolivia
En vísperas de la Guerra del Pacífico, se desató
en el país una hambruna irredenta, que no hubiera podido ser controlada sin el
aporte del Granero del Alto Perú, y más tarde de Bolivia. Como decía el
escritor Honorato Morales: “Nadie ignora que cuando el espectro de la hambruna
afligió al país en vísperas de la guerra que sostuvimos con Chile, y en calles
y plazas del “bello pensil cochabambino” caían las gentes heridas de muerte por
el hambre (sarcasmo del Destino!) fue Ayopaya la mano dadivosa que llevara el
sustento a una buena parte del hogar atribulado de la patria, o brindaba sus
trojes a la multitud que, horrorizada por el flagelo, se recogía desde alejados
puntos a la sombra de sus frondas, plenas de vitalidad. (“De Oruro a los valles
de Ayopaya. La importancia de una carretera”. Oruro, 1929).
Según Guillermo Urquidi, la riqueza agrícola y
ganadera de Ayopaya se debía a las tres grandes regiones climatológicas: fría,
templada y cálida, que se reparten a ambas orillas del caudaloso río Ayopaya,
el cual nace como río Ayopaya en las alturas de Oputaña y se vuelve Sacambaya,
luego se une con el Santa Rosa y toma los nombres de Lambaya, Cotacajes y
Mosetenes. Da vértigo seguir su curso en el Google Earth.
La toponimia del lugar es de puros nombres
aymaras. Ayopaya viene de hayo, lejos y paya, dos. Dicen que era una antigua
población próxima a Machaca. Eso dicen, porque no quedan ni escombros.
Honorato Morales agregaba que Ayopaya como
productora de cereales, “quizá no tiene rival en Bolivia, no porque allí los
métodos agrícolas modernos se hayan impuesto dentro de una técnica rigurosa,
muy al contrario, lo que pródigamente rinde su feracísimo suelo es obra casi
exclusiva de la naturaleza combinada con el mezquino esfuerzo personal, en un
radio que no abarca ni un 55% de lo que buenamente se puede laborar; y así, no
embargante de esta proporcionalidad, se le considera “como el granero de
Cochabamba y Oruro”.
El botánico suizo Theodoro Herzog describía así el
suelo ayopayeño: “La cubierta coherente de vegetación alcanza, siempre que haya
terreno correspondiente, hasta la altura de 4.800 metros; los aislados cojines
de plantas y rocas vegetadas llegan hasta los más elevados picos de 5.200
metros. La frontera del bosque está situada en el lado húmedo del N.E. a una
altura de 3.200 metros, más o menos; al Sud no hay bosque, a no ser el angosto
cinturón de quehuiña, cuyo límite superior se halla a los 3.200 metros de
altura; y algunos árboles aislados que se encuentran en el lado húmedo, suben
hasta 3.900 metros. Las altas planicies y las pendientes hacia los valles,
encima de la frontera de los bosques, están casi cubiertas de hierba (grama,
&) donde pacen grandes tropas de llamas y muchos miles de ovejas.”
Herzog habla de la riqueza forestal del sitio, de
los frutos subtropicales, de los cultivos de papas, ocas, cebada y quinua en
las estancias altas, que llegan a los 4.000 metros; y de la producción de
chuño; y añade que los terrenos arenosos y de turba serían adecuados para la
siembra extensiva de avena.
La percepción de la riqueza de Ayopaya se remonta
a la época de Francisco Viedma, que recomendaba las maderas buenas para
construir embarcaciones, porque en vida propició la navegación del río Ayopaya
como cabecera del Alto Beni, que le parecían aguas propicias para internarse en
las misiones de Moxos. Y anotaba: “Se crían muy buenas frutas, tanto de
Castilla como de la tierra, y son ciruelas, duraznos, uvillas, abrimelos,
manzanas, melocotones, peras, bergamotas, higos, cidras, limones, paltas,
chirimoyas, guayabas, piñas, plátanos, granadillas, pacaes y otras. Los
terrenos son muy fértiles y producen mucho trigo, cebada, papas, ocas, anís en
los altos y laderas de los cerros poco elevados pero pendientes, lo que hace
muy trabajoso y difícil su cultivo. En las quebradas y bajos, principalmente a
la parte Norte, se cría maíz, yucas, ají, camote, algodón de color blanco y de
color canela, que llaman moyado; maní y cuanto se quiere sembrar. Los más de
estos terrenos son de riego. En las estancias se crían excelentes pastos, de
mucho engorde y nutrimento, particularmente para el ganado vacuno, que abunda
más por la utilidad que procura a este comercio la inmediación al Yunga d La
Paz. Hay también caballar, lanar, cabrío.”
Estos conceptos datan de más de dos siglos, y la
provincia continúa aislada de la red troncal y con escasos emprendimientos
agropecuarios o forestales. Recordemos que don Federico Blanco alabó los
árboles maderables de aplicación industrial, tintóreas, resinosas, gumíferas,
textiles, medicinales &. Don José I. Urey coleccionó 240 clases de muestras
de maderas finas en su finca de Sailapata; y el veterinario Heriberto Fischer
hablaba en 1912 de la finca del señor Samuel de Ugarte, que, según dato
erróneo, comprendía “casi toda la provincia”.
Muchos autores se refirieron a la explotación de
la quina y de la morera, como ocurría en la propiedad de Santa Cruz de Ilicona,
ubicada a 1.000 metros de altura, de propiedad del sabio naturalista Tadeo
Haenke desde el siglo XVII, en que plantó mora blanca para criar gusanos de
seda.
Entre los cereales que producía Ayopaya, don
Guillermo Urquidi citaba las siguientes variedades de maíz: willcaparu, pero no
el morocho, que se da en Cochabamba, sino el redondo, de grano sin punta; y el
waltacu; el maíz aizuma, uchuquilla amarillo y blanco, luribayeño, arrocillo,
pisenkella y el delicioso huarikunca, fácil de tostar y muy suave, un poco
dulce. el laricaja, bueno para cocer mote, el gris, blanco y plomo en una misma
mazorca; el gris con manchas coloradas, muy suave; el gris con negro; el
chuspillo, de cuatro clases y colores, uno de ellos bueno para fabricar chicha;
el uchuquilla, de Copacabana, que también llaman kiscasara y revienta como
rosas para fabricar pasankallas, muy bueno para molerlo y mezclarlo con harina
de trigo. De Morochata venían el pintado de tostar y el tanitani, más rico que
el pan.
En 1940, doce años antes de la Reforma Agraria, el
censo de hacendados consignaba 12 nombres según el precio de sus predios, que
oscilaban entre Bs. 3 millones y Bs. 600 mil: Evangelina vda. De Delgadillo,
Juana Sanz de Gasser, José Coca, Carmen de Anaya, Juan Chiarella, Natalio Fernández,
Antonio Rico Toro, Víctor Torrico, Wilfredo Zenteno, Mendizábal Daza Achá y
Abel Herbas Palacios.
LA PICARDÍA EN BOLIVIA
Academia de la Picardía Boliviana
Por Ramón Rocha Monroy
• Diccionario, Manual, Anecdotario, Antología de
copla y verso, Trivia y Anales de la Academia de la Picardía Boliviana
1. BREVE HISTORIA
En agosto de 1999, el visitante más ilustre a la
Feria Internacional del Libro, celebrada en La Paz, fue el escritor Armando
Jiménez, padre y fundador de la Academia de la Picardía Mexicana, cuyos libros
vendidos han pasado los 8 millones de ejemplares, siendo de lejos el escritor
latinoamericano más vendido, cuyas obras, además han sido prologadas por
Premios Nobel como Octavio Paz, Gabriel García Márquez y Camilo José Cela, así
como por el gran polígrafo mexicano Alfonso Reyes.
El Ojo de Vidrio lo invitó de inmediato a
Cochabamba, donde prestigiosos intelectuales y militantes de la buena vida
valluna le hicieron un cálido homenaje en Los Cantaritos II. Urbano Campos
sirvió de anfitrión y allí, bajo el padrinazgo de Armando Jiménez, se fundó la
Academia de la Picardía Boliviana, cuyo deán es el Ojo de Vidrio.
La Academia instituirá para el año 2001 el Premio
Nacional del Humor, que estará muy bien dotado económicamente y tendrá además
una estatuilla recordatoria y una colección completa de los libros de Jiménez.
A principios del próximo año publicaremos la convocatoria.
Se entiende por Picardía aquel género expresivo, oral,
verbal o visual, que normalmente es de autor anónimo pues recoge el buen humor,
la chispa, el duende del pueblo, que siempre tiene el refrán, el dicho, la
copla, el apodo, la frase oportuna para provocar el festejo de la concurrencia.
Grandes cronistas de la Picardía Boliviana han
sido Nicolás Fernández Naranjo, con su Diccionario de Bolivianismos, que es un
gran clásico; don Víctor Varas Reyes, con El Castellano Popular en Tarija, don
Germán Coimbra Sanz, con El Castellano de Santa Cruz – 1992; Peter Travesí, con
sus personajes típicamente bolivianos; Paz Padilla Osinaga, particularmente con
su libro de cuentos Nel Umbral, que recoge pícaras expresiones vallegrandinas;
Hernando Sanabria Fernández, también oriundo de Vallegrande, genial recopilador
de la copla criolla; Alfonso Prudencio Claure, Paulovich, con su conocida
columna “La Noticia de Perfil” y sus libros ya innumerables –Diccionario del
Cholo Ilustrado, Rosca Rosca ¿Qué estás haciendo?, Conversaciones en el mote, y
otras; Raúl Salmón y todos los cultores del teatro popular; David Santalla,
Cacho Mendieta, el gran petiso Coco Manto, Adolfo Mier Rivas, Alberto Gasser,
Jenny Serrano, Felipe Aramayo, Manolo Molina, Gery Sandoval, Rubeck Molina, el
dúo Daza-Ferrante, Urbano Campos con sus columnas y sus escritos publicados en
el suplemento Viernes de Soltero de Los Tiempos; el Ojo de Vidrio con su
columna, la revista Viernes de Soltero y el popular ch’akigrama; el finado
Armando Antezana, el Gordo Jajá; Gonzalo Hermosa, director de Los Kharkas, eximio
cultor de la copla picaresca; los Thakipayas con su humor de tierra adentro,
los grandes caricaturistas como Pipo Velasco, Luzbel, Pepe Luque, Alejandro
Salazar, Yawar Mallku y por supuesto los miles de héroes anónimos que cada día
nos hacen reír con sus aros, chistes y coplillas.
De modo que, al inicio nomás, ya somos un equipo
poderosísimo, con algunos finados que a fuerza de reír pasaron a mejor vida, y
algunos pichones que ya dan mucho qué hablar.
2. APODOS
Un mecanismo básico de la Picardía Boliviana, es
el encuentro entre idiomas distintos, que de por sí nos hace reír aunque
algunos gringos no entiendan por qué reímos. Como por ejemplo cuando a un
criollo que se hace el gringo le decimos Yana gringo (yana = negro; gringo =
americano de los Estados Unidos o en general rubio de origen europeo, o Cielo
wawita, que se dice a un personaje buenito, o Ágil siki –culo ágil; o Cuete
simi = boca de cohete.
ACA TANTANA CHAKI
Abogados, los de antes. Allá en mis años de
estudio en la Facultad de Derecho de San Simón, en Cochabamba, tuve la suerte
de heredar los amigos de mi hermano. Entre ellos, el Dr. Jorge Rojas Madrid
había inmortalizado una letrilla más bien larga y erótica, de la cual sólo
recuerdo un verso: “Yo conocí el Orinoco de tu Pernambuco”. Un maestro de
elevado talento administrativo aunque descendido de estatura, era el Dr. Julio
Alberto d’Avis, Cacho de nombre familiar. Manejaba una motoneta Vespa y si
figura era inconfundible en la atmósfera parroquial de Cochabamba en los años
cincuenta. Cierta vez, Jorge Suárez, poeta mayor que frecuentó la lectura de
los españoles del Siglo de Oro, le dedicó un poema satírico que publicaba
diariamente en el diario “El Mundo”, bajo el rubro “...”, en el cual explotaba
el atributo más visible del ilustre maestro: su cortedad de estatura. Muy
enojado, el Cacho d’Avis le envió una carta que Suárez reprodujo en su columna.
Decía: “Le prevengo, Suárez, que no vuelva a ocuparse de mí porque soy hombre
de pocas pulgas. Suárez reprodujo la carta con un asterisco final que remitía a
una aclaración: “Donde dice ‘pulgas’, léase ‘pulgadas’. ¿De qué se había
enojado el ilustre profesor? Una tarde, Suárez lo había visto en afanes de
cobrar un cheque en el antiguo Banco Mercantil, que tenía mesones ingleses muy
altos, donde los clientes solían firmar al dorso de los cheques. Viendo la
tribulación del Dr. D’Avis tratando de escribir en pupitre tan elevado, reclamó
que no se hicieran banquitos en los bancos, para tratar a los petisos. De allí
vino la polémica.
Otro abogado famoso era el Dr. Alfredo Jiménez, a
quien por su cabello hirsuto peinado a la gomina le decían familiarmente
Chanchopelo. El propio Jiménez sugirió a sus colegas que su nombre familiar no
era Chanchopelo, sino Chanpé, a la usanza francesa. Hombre de dichos rotundos y
de amistades y enemistades irrenunciables, odiaba a un respetable ciudadano,
propietario de una picantería de prestigio, llamada Bar “Loritos” y no tardó en
endilgarle un apodo que aludía a su curiosa forma de cojear arrastando el pie
derecho como pateando chanfle, es decir, como si caminara juntando excremento:
le decía Aca tantana chaki: pie que va juntando mierda.
ALCUZA
Es usual que los tipos más populares en el medio
cochabambino, voluntaria o involuntariamente se muevan de mesa en mesa. No deberían
hacerlo, al menos para evitar un viejo apodo: Alcuza.
ANÍS PETACA
Se atribuye al sol el nacimiento de pequeños
astros negros en la piel de la gente, que a veces se ven bien en los hombros de
una doncella, pero otras tantas molestan a quienes los padecen. A esos pecosos
se les llama Anís Petaca, petaca de anís.
ASNA CHAKI
Esta es una penitencia, normalmente merecida, que
en tiempo de nuestros abuelos olía a cuero mal curtido, pero que se agravó en
la época de los zapatos deportivos y las suelas sintéticas, que alborotan las
moléculas del mal olor en los pies. A esos patas hediondas la malicia popular
los llama Asna Chakis, que en quechua quiere decir literalmente pies hediondos.
A la misma familia pertenece un apodo más ominoso: Asna Runtu, que en buen
romance significa compañones hediondos.
BALCÓN JETA
Familias reales, como la de los célebres
Habsburgo, cuyo máximo exponente es el emperador Carlos V que construyó su
imperio con la plata del Cerro Rico de Potosí, tenían como atributo familiar el
prognatismo, que consiste en un crecimiento desmesurado de la mandíbula
inferior. En quechua, se conoce sin medias tintas a estos individuos con el
apodo de K’akilos. Claro que la imaginación criolla es menos críptica; de este
modo logró un sinómino más entendible: Balcón jeta. Un Balcón jeta ilustre fue
el poeta chuquisaqueño Julio Ameller Ramallo, de quien se recuerda que tenía
tal espacio en el hemiciclo de su mandíbula inferior que parecía un palco del
Teatro Municipal de La Paz.
BILLAR BOLA
Un tormento masculino es, sin duda, la caída del
cabello, que hace huir a las mujeres superficiales, porque las muy avisadas se
han convencido hace tiempo que los calvos son por lo general bien armados y
buenos para los placeres de Venus. Les dicen que se han quedado así porque sus
parejas, en trance de hacer el amor, tratan de retirarlos porque no resisten
más. ¡Basta! ¡Basta! De ese modo quedan calvos. El apelativo de Billar Bola es
tan gráfico que no necesita explicación.
CHUYMA LUNTHATA
Este apodo se justifica por sí mismo, sobre todo
por su sonoridad, y es grito de guerra de los valerosos oriundos de la
provincia... del Departamento aymara de La Paz. Significa en el idioma de los
herederos direcgtos de Tiwanaku Robacorazón.
DIBUJO LIBRE
Tarija es sin duda el más grande repositorio del
humor criollo en Bolivia. Muchas de las ocurrencias tarijeñas no tienen
historia, porque se fabrican en cada episodio de la vida cotidiana. Los
tarijeños cometen un humor de perpetuo presente. A ello se debe este apodo que
en algún momento se dio a un tipo tan desgarbado como dibujo de niño, y
entonces se lo llamó Dibujo Libre.
FATIGUILLA
Los hombres no pueden justificarse, porque no es
de ningún modo atributo exclusivo de la mujer el afanarse innecesariamente por
cosas de poca monta. De este modo, a hombres y mujeres que tienen este defecto
se los llama Fatiguillas o Falso Afán.
FIERRO BOLSA
Uno de los peores defectos humanos, porque denota
ausencia de vida, es el ser tacaño. A un amigo que tardaba una eternidad en
llevarse la mano a la billetera para amortizar el consumo de la mesa le decían
La billetera más lenta del Oeste. A otro le dicen todavía Gallina vieja, porque
come, bebe y no pone. En la cultura criolla se cree que el tacaño tiene los
bolsillos de lata o de un metal aun más duro. Por eso se les dice Fierro Bolsa.
FIESTA MANICITO
Pocas experiencias hay en la vida conyugal menos
propicias para el amor o la amistad que despertar a la pareja a media siesta.
Del mismo modo, la forma más torpe de negociar un buen contrato, un arreglo
profesional o una decisión pública, es forzarla en una reunión formal. En ambos
casos, es decir, cuando uno quiere el favor de una mujer o cuando necesita la
decisión de un grupo de ejecutivos para hacer un buen negocio, la gente no
vacila en invitar una buena cena, debidamente regada, al cabo de la cual el
mundo se inclina en el sentido de nuestros planes. ¿Por qué? A mi juicio el
problema se reduce al problema del ph. Si la cónyuge o el jefe tiene el ph
ácido, seguro que negará cualquier petición y responderá consciente de su
poder; conviene entonces cambiarlo con manjares que lo vuelvan alcalino. Esa es
la misión del maní, y por eso es un convidado de honor en una fiesta. De ahí
viene el apodo Fiesta manicito, o Manicito de todas las fiestas.
FUSIL PIERNA
En estas latitudes se tiene preferencia por la
mujer de estatura mediana y remachadita, de modo que tenga todo más juntito. Es
raro el criollo que se aficione de una mujer alta. Por eso, a una dama de
piernas largas y flacas se la llama Fusil Pierna: pierna de fusil.
KHARA WISA
En tiempos de la Real Audiencia de Charcas, no
faltaban caballeros que usaban la levita en cueros, por falta de camisa. Les
bastaba ocultar el triángulo visible con un lienzo almidonado. De allí viene el
apodo de Khara Wisa, barriga pelada. Otros prefieren Khara pecho, que es apodo
regional atribuible a todos los chuquisaqueños.
KJUCHI HOCICO
Boca de chancho, o tipo malhablado.
KIMSA PARLA.- “Triple palabra”, es decir, tipo que
tiene tres pareceres distintos.
KHOÑICHI.- Comida de ayer recalentada. Se dice a
la persona que lleva noticias atrasadas.
LAPHINCHO.- Aymara. Tipo largado.
LATA KIRU.- Que tiene dientes encasquillados en
metal.
LATA PHUKU.- Sopla latas, integrante de banda de
música.
LAUT’INCHO.- Tipo flaco, deshuañangado, largo.
LLANTA BAJA.- Cojito. Así le decían a una popular
vendedora de llauchas en La Paz.
MANKAGASTO.- Tragadebalde, o también k’asi okho en
quechua.
MASCA RIELES.- Desdentado, phallpa en quechua.
NITAJ CHOLA NITAJ NIÑA.- Birlocha, ex cholita.
ÑAKAY NIÑA.- Id.
PAILA NINGRI.- Orejas de paila.
P’AJLA.- Calvo.
PALTA KIRU.- Dientes de palta, grandes.
PERQA BALEA.- Pared baleada. Se les dice a los
fieros, que enfermaron viruela.
PUCA KJUCHI.- Chancho colorado, en aymara
WILAKJUCHI.
PUNKU VOLTEA.- Tipo que patea puertas y las voltea.
TOJPI.- Loco.
TUNTA PEQ’E.- Aymara. Tipo canoso, cabeza de tunta
(chuño blanco).
WALLPAPECHO.- Tipo o mujer pretenciosos con
abundante pechuga.
WANK’U JINETE.- Aymara.- También Qowi Chalán
(quechua). Petiso jinete de conejos.
WARMICHALLPA.- Tipo que pega a su mujer.
WISTU NEGOCIO.- Tipo que hace negocios torcidos.
WISTTU PICU.- Pico torcido. Célebre personaje que
horneaba deliciosas empanadas que todavía son populares.
YANA MOLLEJA.- Muy moreno.
YANA ALMA.- Alma negra.
YANKI LLOKHALLA.- Como Yana gringo, muchacho
criollo que se hace el yanki.