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lunes, 14 de mayo de 2012

MERY ALVARADO
Es una presencia constante en la Universidad de San Simón, donde ha sido dirigente universitaria y docente. El compromiso con sus ideas la ha llevado a enfrentar problemas muy serios y la ha poblado de recuerdos. Revive con pasión la memoria de su madre, doña Altagracia Alvarado Arispe, que crió sola y sin ayuda a tres bravos luchadores: Eliodoro, legendario dirigente universitario y defensor de los recursos naturales; Jorge, hoy Embajador de Bolivia en Venezuela, y Mery Alvarado. “Era humilde como su pollera y valerosa como las heroínas de la Coronilla, forjada en el yunque de la rebelión quechua contra la injusticia  social y la agresión extranjera”, la recuerda Mery. Era joyera y había heredado el oficio de su padre, Quirico Alvarado; pero no alcanzaba para dar el sustento a sus tres hijos y se dedicó asimismo al comercio de ganado y de otros artículos, que la llevaron por las poblaciones del valle y de las minas.
Altagracia nació el 16 de septiembre de 1912 y murió el 13 de julio de 1994. Su filosofía era precisa: Tuve hijos porque yo quise; si el padre no lo asume, no me compro ni me vendo. El padre era Abel Rivas Terán, quien había sido Ministro de la Corte Suprema. Jorge Alvarado debía viajar a Moscú en 1964 a proseguir estudios y entonces los tres hermanos lo buscaron para preguntarle si quería reconocerlos. Don Abel decidió que uno a uno, primero a Jorge, que iba a viajar, y luego a Eliodoro y a Mery. La respuesta fue clara: hoy o nunca, y don Abel optó por decidirlo más adelante.
En 1968, Eliodoro fue detenido y deportado a Alto Madidi cuando le descubrieron cáncer; murió en 2004. Mery dice que estaba harta del machismo con que don Abel trataba a sus hijos, pues sólo hablaba con los varones. Ahora sí quería reconocerlos, pero ya era tarde, y se quedaron como Alvarado. Son tres hermanos “naturales” del general Eduardo Rivas Ugalde, el legendario Toro Rivas, del MNR.
En 1971, tras el golpe de Banzer, Mery fue detenida por el paramilitar Gary Alarcón y conducida frente al Teatro Achá, donde los paramilitares del régimen, entre ellos Mario Jordán, torturaban a los presos. Luego fue trasladada a las celdas del entonces DIC donde se juntó con la Dra. Rina Tapia, y al cabo ambas fueron enviadas a La Paz al Ministerio del Interior. Entre los compañeros también trasladados a La Paz (y algunos desaparecidos) recuerda a Rina Tapia de Guzmán, Alberto Guzmán, Dario Uzeda, René Uzqueda, Hugo Jiménez, Mario Unzueta y Lucio Claros. Allí conoció a Nancy Olguín, que militaba en el ELN y cayó presa en Laikakota cuando distribuía armamento entre los resistentes civiles al golpe de Banzer. De La Paz la enviaron al Regimiento Bolívar, en Viacha, donde se concentró a varias, entre ellas a Nancy Olguín y a Leidy Catoira, quien había lanzado una bomba en la manifestación de apoyo al golpe de Banzer en Santa Cruz, que determinó el asalto a la Universidad y la ejecución de varios estudiantes. Catoira había ingresado detenida con esquirlas en la cabeza, que le curaba la Dra. Rina Tapia junto a las monjas. Allí permanecieron durante ocho meses hasta que se produjo un problema internacional por el nacimiento de la niña Libertad Bolivia en la celda donde permanecía Mery, y entonces el régimen concentró a puras mujeres en Achocalla. Mery recuerda que en el mismo jeep que la condujo a esa nueva prisión lo sacaron a Roberto Alvarado, junto a otros presos. Roberto la reconoció, le dijo que se cuidara, que no sabía adónde lo llevaban. Esa noche murió porque su corazón no resistió la altura de Viacha. De Rina Tapia de Guzmán, a quien Mery califica de “madre protectora” durante su cautiverio, recuerda el parto que asistió junto a la enfermera Clotilde  Cabrera de Pascuali, y a la niña que, por decisión de los presos políticos, se llamó Libertad Bolivia. Doña Altagracia era el correo entre Cochabamba y La Paz.
El 2 de agosto de 1972 el ministro del Interior Mario Adett Zamora ordenó su exilio; Mery permaneció en el país por problemas familiares y 3 meses después, en octubre, volvieron a detenerla. Era Abraham Baptista, jefe de la DIC, que tenía diferencias con el alcalde del régimen, el General Rivas Ugalde, hermano de padre de Mery. Éste se enteró de la detención e hizo que desde el Ministerio del Interior le ordenaran a Baptista que Mery saliera del país en tercero día. “Partí a la Argentina y el Toro pagó mi pasaje a Salta; de allí me fui a Chile, porque gobernaba Allende”, recuerda Mery.
Ella se había iniciado en las filas de la Juventud Estudiantil Católica (JEC) pero luego ingresó al Partido Comunista pro Moscú. Llegó a Chile y el Partido la envió a estudiar a la URSS; ella recuerda que pedía ingresar clandestina al país para seguir luchando, pero la embarcaron. De su estadía en Chile recuerda la ayuda valiosa y silenciosa de Elena Zannier, la Jovera, pues su casa era centro de acogida de los exiliados, que la visitaban incluso para comer, porque era proverbial su desprendimiento y solidaridad.
En la URSS estudió Economía y luego una Maestría en Planificación en la Universidad Patricio Lumumba, de Moscú, y trabajó durante 6  de 7 años que permaneció allí como locutora de quechua en Radio Moscú con el seudónimo de Qori T’ika. “Nos pusieron profesores cusqueños y ecuatorianos para atenuar nuestro acento gutural”, recuerda Mery. Desde entonces habla castellano, quechua, ruso e inglés. “Quechua, sobre todo”, subraya Mery. Hasta abril de 1980, casi 8 años hasta Unión Soviética. Periodismo locutora y redactora en “ Radio Moscú” con el seudónimo de Qori T´ika,   traductora de los idiomas Quechua, Español, Ruso e Inglés, Era un programa que ella dirigía, destinado a la audiencia de Bolivia, Ecuador y Perú. En épocas en que el salario medio era de 90 rublos, ella ganaba en radio más de 250 rublos y hacía traducciones adicionales. Llegó 1978 y los hermanos Alvarado decidieron retornar al país, pero vino el golpe del general Juan Peredo y sólo Mery se quedó para volver a caer con el golpe de García Meza en 1980. Había retornado al país con casi 2 toneladas de equipaje en el cual destacaba un piano ruso, debido a que su madre había tenido que vender su piano alemán para comprar un lote, y ella salió con su gusto de reponerlo.
La niña que había iniciado su formación en las escuelas 27 de mayo y Heroínas y el Liceo de Señoritas Francisco G. Prada fue luego líder de los estudiantes de Secundaria y de la Facultad de Economía y se integró a esos jóvenes revolucionarios a quienes califica como “luchadores por la Autonomía Universitaria, defensores de los recursos naturales, la democracia y la Liberación Nacional”. Fue distinguida como la mejor actriz del Teatro Universitario Boliviano con la obra costumbrista de Renato Crespo Paniagua “La Plaza de Maíz”  representando el papel de La Madre.  En 1969, con Genny Köller participó en la organización del Iº Encuentro Nacional de Mujeres de Bolivia, en predios de la Universidad, del cual surgió el Comité Promotor de la Mujer y luego la Federación Democrática de Mujeres de Bolivia y la Federación de Mujeres de Bolivia.
Restablecida la democracia, fue la primera mujer docente de la Facultad de Derecho. Tiene dos hijos: Marcelo Pavel (médico) y Rodrigo Vladimir Quinteros Alvarado (abogado)..
“La lucha por la democracia, la Autonomía Universitaria, y la Liberación Nacional es  permanente, costó sangre y vida de muchos patriotas cuyos nombres están escritos con letras rojas en los anales de la historia del nuevo Estado Plurinacional”, concluye.

MARÍA LOURDES ZABALA CANEDO

Su nombre figura en varias entrevistas como una vigorosa luchadora por los derechos de las mujeres y pionera en la publicación de suplementos periodísticos sobre esta problemática ignorada incluso por los partidos de izquierda. Se llama María Lourdes Zabala Canedo y dice: “Mi paso por la Universidad significó mi militancia en la izquierda marxista y mi participación como dirigente estudiantil del Centro de la Carrera de Sociología.  Como tal participé de los grupos de apoyo a la huelga de hambre de 1977 que precipitó la caída del régimen dictatorial de Hugo Banzer. En esa época con mis compañeros y compañeras de partido íbamos a vender el periódico “Lucha Obrera” a los barrios populares y a las entradas de las fábricas, como  la Manaco. Se llamaba “piqueteo”. Esta práctica  entrañaba riesgos porque podíamos ser descubiertos por los servicios de seguridad del Estado. Sin embargo, sentíamos que los trabajadores y los vecinos nos protegían. Nuestra lucha implicaba otras formas de resistencia como pintar  consignas en las paredes, repartir volantes en la marchas de protesta contra la dictadura y por la democracia, que ya comenzaban a producirse.  
En 1978, recién casada y cuando parecía comenzar la apertura democrática, me fui al Ecuador. Allí continué mis estudios de sociología en la Universidad Central de Quito. Cuando se produjo el golpe de Luis García Meza, con un puñado de bolivianos y el apoyo de organizaciones políticas y sindicales ecuatorianas, realizamos una marcha de protesta e intentamos tomar la Embajada de Bolivia. Durante ese operativo fui arrestada junto con otros compañeros.
Regresé a Cochabamba, el 26 de marzo de 1982, justo el día en que se produjo una balacera en la que los servicios de seguridad dispararon contra una manifestación popular. Eran los estertores de la dictadura. Me gradué en la UMSS con una tesis sobre las mujeres fabriles. Acompañé el proceso de consolidación de la democracia, asumiendo, como decíamos las feministas en aquel entonces, que “la democracia en el país no basta si no hay democracia en la casa”. Así empezó mi militancia feminista. Participé en la creación del Suplemento “Nosotras”, editado por el Periódico Opinión, el primero y hasta ahora único suplemento feminista de circulación nacional. De esa época, además de los encuentros con compañeras de otras organizaciones sociales y políticas, recuerdo muy bien lo ocurrido durante la celebración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Con varias compañeras salimos a las calles.  Yo estaba embarazada de 8 meses (mi hijo Diego nació el 31 de mayo). La marcha tenía un carácter satírico, pues queríamos desacralizar el poder y las prácticas machistas de los eventos públicos. En torno a mi vientre puse un signo de la mujer con la frase: “Las mujeres no sólo queremos dar vida, sino cambiarla”. De ahí en adelante he tejido mis luchas bajo esa premisa:  no hay democracia ni revolución posible sin afectar las relaciones de opresión que viven las mujeres.    
María Lourdes nació en Camiri el 2 de febrero de 1955. Es hija de Ciro Zabala Rivera y de Elena Canedo Rivero, que tuvieron seis hijos: Ciro, Ricardo, María Lourdes, Gloria, Patricia, y Mónica. Es socióloga y se casó con Gustavo Rodríguez Ostria, cientista social e historiador. Sus hijos son: Diego, economista, y Yara, biotecnóloga.
KATIA GUMUCIO STAMBUK
Es una mujer de convicciones firmes, que la llevaron a organizar una agencia de viajes con fines médicos en Cuba, y luego a apoyar con toda decisión el actual proceso de cambio en Bolivia. La vida política del país determinó su rumbo, pues se aprestaba a terminar la Carrera de Economía cuando el general Banzer cerró las universidades; por eso se declara “universitaria por la vida”. Fue Representante Presidencial en el Departamento de Cochabamba, durante la primera gestión de Gobierno de Evo Morales; es fundadora del Frente de Mujeres Soberanía y Dignidad, y Presidenta del Instituto Cultural de Amistad con Cuba. Su trabajo social abarca varios temas: justicia, salud, formación de promotoras en salud integral, prevención de la violencia, el abuso sexual y el embarazo no deseado,  alfabetización y otros. Le han impactado los continuos golpes de Estado que vivió, el retorno a la democracia, la llegada de Fidel Castro a Bolivia, la elección del Presidente Evo Morales y la nueva Constitución. Recuerda en especial a una gran luchadora: Anita Urquieta Paz y es admiradora de Manuela Saenz, Simone de Beauvoir, Evo Morales y Fidel Castro.
Nació en Cochabamba el 5 de enero de 1949. Tiene dos hijos: José Ricardo Torrico Gumucio (1974), ingeniero electrónico, cantautor y docente; y Sergio Eduardo Torrico Gumucio (1975), abogado y piloto comercial. Su padre fue el inolvidable profesor de Matemáticas Ricardo Gumucio Ugarte y su madre fue Rina Stambuk Sasunic. Sus hermanos: Liliana, José Ricardo, Jorge, Susana, Mirna y  Tonchi.
MARTHA GARCÍA FERRUFINO

Me recibió en la oficina del Centro de Desarrollo Agropecuario (CEDEAGRO), una institución que se ha consagrado a tareas del desarrollo de la provincia Mizque. Pocas mujeres tienen su experiencia en el trabajo comunitario que Martha García cumple desde hace más de tres décadas, con méritos suficientes para haber sido titular de la Secretaría de Desarrollo Rural.
“Un día Goni visitó la Empresa Minera Asientos, de su propiedad, ubicada cerca de Mizque, y se acercó a nuestras oficinas para comprar queso. Mientras alistaban su pedido, me preguntó a qué nos dedicábamos y le dije que teníamos 80 proyectos de agua potable financiados por UNICEF. Comentó en tono burlón que nosotros llevábamos piletas de agua al desierto y le dije que no, que las piletas públicas eran un centro de reunión de campesinos que tenían sus casas en varios kilómetros a la redonda, y me pidió disculpas. Más tarde, ya como candidato, hizo un alto donde doña Amanda, en una esquina de la plaza de Mizque, para comer un chicharrón, y la gente del pueblo me pidió que yo le explicara nuestras necesidades, porque juzgaban que conocía bien de ellas. Me llevé un cuaderno verde con puros mapas parlantes, que era el instrumento para ir a las comunidades, escuchó y por fin dijo: Este es el diablo al detalle y no el mamotreto del Plan de Todos. Si me va bien, mi hermano Tony la va a buscar. Le ruego estar atenta”. Lo eligieron y su hermano me buscó. De ese modo fui Secretaria de Desarrollo Rural y pude conocer no sólo la provincia Mizque sino los lugares más remotos de nuestro territorio, pero nuestra experiencia en Mizque sirvió como modelo para la Participación Popular”, recuerda Martha García. 
Martha Aydée García Ferrufino se graduó de la Normal Católica como maestra de secundaria en Historia, Geografía y Cívica, y su primer destino fue en Cliza, donde la infraestructura era precaria: los niños se repartían en 13 cursos y sólo había 6 habitaciones. Se inició con Jorge Trigo Andia, Picucho, quien más tarde fue rector de la UMSS, y juntos contrataron un albañil, pisaron barro, hicieron adobes y construyeron aulas con la ayuda de los niños, de alumnos del Colegio San Agustín y de universitarios. Esto duró cinco años, en medio de las interferencias provocadas por los padres de familia, que acabaron por oponerse a esos trabajos, que supuestamente ellos tomarían a su cargo.
Martha se integró luego al área rural de Mizque, con una formación definida en términos filosóficos y políticos, y allí permaneció los últimos treinta años, dedicada a las labores de CEDEAGRO, que le permitieron conocer una realidad que no conocemos. “Al entrar, descubrí un mundo diferente basado en la relación personal como un valor profundo. El trabajo consistió en compartir con los pobladores una visión de cambio que los beneficiara, un cambio económico que demandaría políticas y creación de mecanismos durante muchos años. Así elaboramos el Primer Programa de Desarrollo de Mizque con una lista de necesidades para darles sentido y respuesta. De inmediato percibimos que lo esencial era el agua, y que alrededor de ella concurría el resto de problemas, entre ellos la educación y la salud. Abrimos la Primera Escuela de la Mujer Campesina, primero con mujeres adultas, pero luego preferimos trabajar con mujeres jóvenes que graduamos de maestras de prekinder a 3º básico, que antes habían cumplido labores con las religiosas en catequesis y trabajos manuales. Al mismo tiempo, la Licenciatura en Psicología me permitió estudiar cómo se construye el pensamiento lógico concreto y abstracto en el área rural. De ese modo graduamos a jóvenes mujeres que eran Bachilleres en Humanidades con mención en Pedagogía. Estudiamos sus necesidades, nos atrevimos a soñar y fantasear para incorporar entre ellas el arte, la música, la cerámica, los tejidos, y a preguntarnos por qué estas manifestaciones tan vigorosas antes se habían perdido de la realidad rural de Mizque. Recibimos chicas del Norte de Potosí, de Arque, Bolívar y toda la provincia de Mizque, y a buena parte de ellas les dieron ítemes en el Magisterio Rural por antigüedad. Les enseñamos a leer música, a componer canciones para niños, a tejer en los telares, y comprendimos que el perfil era desarrollar la pedagogía y la producción concentrándonos en el tema de agua para riego, a qué parcelas, por cuánto tiempo, pensando en la variedad y la rotación y la variedad de cultivos, es decir, planificando el riego para la diversidad de cultivos. Esto nos ayudó a ver mejor la realidad de la región”, recuerda Martha.
Sin embargo, le tocó tiempos de dictadura. Ella trabajó en CIPCA, que fue intervenida y la detuvieron, pero afortunadamente consiguió su libertad esa misma noche, gracias a un militar de Cliza que era allegado al régimen de García Meza. “La familia se movió y conseguí salir esa misma noche. Si no, hubiera sido terrible, porque yo trabajaba con la Madre Gabriela y la Madre Leticia, dos religiosas muy ligadas a los movimientos democráticos de entonces.
Con el tiempo, las referencias políticas fueron Izquierda Unida y el Movimiento Bolivia Libre. Con este último partido se ganó la Alcaldía y la Central Campesina. Martha es militante de izquierda independiente. En esa condición aceptó la Secretaría de Desarrollo Rural y luego renunció porque era cuota del MBL, aunque Goni la invitó a permanecer en el cargo. “El modelo de Mizque fue la base de la Participación Popular porque hicimos de la provincia un ejemplo participativo, con encuestas básicas de cinco preguntas que repartimos en toda la provincia, en cada comunidad, a puros chasquis que los campesinos se enviaban adonde nunca antes habían llegado los dirigentes. Eran preguntas básicas: quiénes somos, dónde estamos, qué hacemos, qué queremos… Con esa experiencia, pude apreciar mejor la realidad de otras provincias piloto que visité cuando era Secretaria”, recuerda Martha.
Entre las mujeres que admiró recuerda a Isabel Girardot, del Banco Mundial, por su apoyo ferviente a la Participación Popular, pero prefiere la contribución anónima y constante de las mujeres del campo, porque ellas determinaban el rumbo del trabajo. “Uno podía ponerse de acuerdo con los hombres, pero si ellas no lo aprobaban, no se hacía nada. De este modo decidimos cómo asignar agua a cada parcela de cinco comunidades y para ello hicimos juntos un levantamiento catastral para detectar parcelas y huertos familiares y determinar clases de cultivos. En la provincia no habían más de cuatro cultivos: cebolla, maní, papa, maíz; pero con las obras de riego, por primera vez en la historia de Mizque pudimos presentar una exposición en la Plaza del lugar, en el aniversario cívico de la provincia, en septiembre, y allí exhibimos frutillas, naranjas, habas, papa y otros productos que nunca antes se habían producido en la provincia, y eran importados de Cochabamba. Las mujeres del campo fueron los puntales del proceso pedagógico para la producción, porque esas chicas que salieron bachilleres y pedagogas fueron pioneras de la educación rural y demostraron que las mujeres pueden trabajar en todos los ámbitos. De entre ellas salieron muchas concejalas en sus respectivos municipios. Esa lucha fue anónima pero se difundió por todas partes”, resume Martha.
Sus padres son Ricardo García Valencia, de Colcapirhua, y Zaida Ferrufino Ustáriz, de familias radicadas en Tarata, Punata y Tiraque. Nació el 5 de septiembre de 1943. Se casó con Wilhelm Straten, educador del Colegio San Agustín. No tuvo hijos.
La lección más importante que quiere comunicar es que la vida es una eterna lucha llena de dificultades, pero hay que superarlas con optimismo y seguir caminando. “Nada es fácil. Nada es un camino llano, siempre hay dificultades, pero hay que salir y caminar nuevamente. Esta es la historia de mi vida”, resume Martha García.

3 comentarios:

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  2. El padre de Ella se llamaba "Abel Rivas Angulo", no Abel Rivas Terán. El abuelo de ella era Eliodoro Rivas Terán.

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  3. "Gracias" a estas personas.....tenemos hoy este desaguisado de gobierno :(

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